Estas fotos son de Lagartera, de principios de los ochenta, una década marcada por grandes cambios. En 1980 aumentaba el paro, ya no era tan fácil emigrar a la ciudad, y muchos jóvenes se quedaron en el pueblo. También fue una década de cambios culturales y creatividad. En Lagartera estaba la revista ‘Pueblo Abierto’ de Cesar García, el grupo de teatro Tío Gartera, el conjunto musical Zéjel, que exploraba nuestras raíces musicales, y luego el conjunto ‘punk lagarterano’,’Kubata y los Hielitos’. Los jóvenes que se quedaron en el pueblo, y sus amigos que vivían en Madrid, formaron parte de ‘la movida lagarterana’. También había ‘forasteros’, como los pintores argentinos Esther y Guillermo, y Álvaro Guadaño, con su pasión por el teatro.
En esa época, se notaba bastante diferencia entre la forma de vestir del pueblo y la de la ciudad. En esta foto de un día de mercadillo, se ve casi un uniforme, la falda escocesa para las jóvenes, bata y zapatillas para las señoras. Y algún traje lagarterano al fondo. (La chica a la derecha es de Madrid, con parientes en Lagartera.)
Las faldas escocesas se veían mucho por Madrid en aquellos años. Llevar la bata para ir a hacer recados no tanto, solo en las barrios periféricos. Al terminar los ochenta tampoco se usaba tanto en Lagartera, en parte por presiones de las jóvenes que decían a las madres y abuelas que no lo hicieran porque las parecía algo anacrónico.
Había un diálogo entre los jóvenes lagarteranos, que querían ser ‘modernos’ y los mayores, más acostumbrados a preocuparse por el ‘qué dirán’. Pesaba mucho en Lagartera, sobre todo en los consejos de las madres a las hijas ‘te van a poner un mote’ si destacas, y intentas romper moldes. Al principio de los ochenta, había más diferencia entre ropa de niña y niño. Si una adolescente quisiera vestirse ‘como un chico’ en aquel entonces, la podrían llamar ‘marimacho’.
Los niños llevaban pantalón y camiseta y las niñas, vestidos y faldas. Es cierto que el uso de pantalones entre las mujeres se había generalizado bastante desde los años 70, pero la preferencia de vestimenta para las niñas en Lagartera seguía siendo el vestido y la falda, sobre todo para los días de fiesta y los días de ir a misa.
Aquella diferencia se fue diluyendo con el tiempo hasta nuestros días, donde nos encontramos con el pantalón como prenda reina para ambos sexos. Y para ciertos grupos de adultos, el pantalón vaquero ahora es casi un uniforme.
Entre las causas que hicieron que las niñas abandonáramos paulatinamente la falda estarían las reformas educativas acometidas en España, que incorporaban el concepto de igualdad en educación, no sólo entre clases sociales, sino también entre sexos, y la incorporación al currículum escolar de la promoción del deporte y la educación física, lo que invitaba a los niños y niñas a vestir ropa deportiva (chándal) para ir al colegio.
Además, la ropa deportiva es cómoda, y las niñas quieren ir cómodas al cole y al instituto. En verano, los pantalones cortos dan más libertad para moverse que las faldas, y cuando hace mucho calor, un vestido es más cómodo que una falda, que aprieta al cinturón.
Claro, si hubiera igualdad, los chicos también llevarían vestidos en pleno verano, porque son más frescos que pantalones. Aun hace falta ser valiente para romper moldes sin importar el ‘qué dirán’, que afecta a los chicos, no solo a las chicas.
Se nota que a principios de los ochenta, las faldas de la niñas mayores eran bastante largas. A partir de los 12 años más o menos, tenían más presión para tapar las rodillas. Las niñas sabían que había formas de vestir más atrevidas, pero vivir en Lagartera entonces significaba exponerte a bastante presión para ser conformista.
Hoy día, hay telas nuevas con elástico que permiten llevar ropa muy ajustada, por ejemplo las mallas. Ahora está bien visto en Lagartera que se ve la forma de las piernas y el culo, o con mallas, o con pantalones muy cortos en verano. Ahora se puede hasta ir a misa con mallas. En los ochenta, llevar mallas hubiera sido como salir a la calle con panty y sin falda. ¡Qué escandalo!
Otro cambio que se nota, es que antes había más diferencia entre la ropa de diario y la ropa ‘de los domingos’. En Lagartera, los niños y las niñas se vestían bien para ir a misa y luego acompañar a sus madres cuando ‘tomaban el vermut’. Para las madres, solía ser el único día que salían, después de pasar toda la semana cosiendo en casa. Así se llevaba ropa especial. Si llevaban un niño pequeño, también tenía que ir en plan guapo. Para los hombres que trabajaban en la construcción, o en el campo, también el domingo era un día para vestirse bien. No había tantos empleos en oficinas en Lagartera como en Madrid, donde en contraste, para muchos hombres, el domingo fue el día cuando no tienen que vestirse con ropa formal, podían quitarse la corbata, y relajarse con pantalones vaqueros.
En el Lagartera de los años ochenta, ir a misa los domingos cumplía una función social muy importante, sobre todo para las mujeres casadas, mientras en Madrid en aquellos años, no se iba tanto a misa. Actualmente la religión sigue siendo más importante en los pueblos que en las grandes ciudades, pero no tanto como antes, aparte de la primera comunión.
También hay mucho que no ha cambiado tanto. Hay vestidos ‘clásicos’, como pantalones o faldas con peto para los muy pequeños, porque son prácticos. Se puede llevar con o sin camiseta o jersey, y a los muy pequeños se sujeta mejor que los pantalones y las faldas.
Ya se empezaba a llevar las zapatillas deportivas en los años ochenta, por ser cómodas. Hoy día, suelen estar más cuidadas, quizá de marca.
Los cambios en la moda infantil que hemos visto reflejan los cambios en nuestras vidas, y en el mundo en que vivimos. Ahora las madres suelen trabajar fuera de casa, por lo tanto tienen menos tiempo para preparar la ropa para los hijos. Es más fácil vestir a los hijos con camisetas que con camisas o blusas, y si quieren llevar ropa deportiva, mejor, ya que es fácil de cuidar.
La moda deportiva es cómoda para niños y adultos, sobre todo si tienes que estar sentado mucho rato durante el día. Para muchos lagarteranos, se ha convertido en la ropa cotidiana donde el trabajo lo permite. Luego están de moda clases de gimnasia, pilates, yoga y lo demás para las mujeres, y los deportes extra-escolares para los niños. Ellos se esfuerzan más para ir a una fiesta de cumple, por ejemplo, y hay más probabilidad que una niña lleve un vestido a una fiesta.
Si ahora consideramos que debemos ir bien vestidos y arreglados todos los días (aunque sea con la moda deportiva) en parte es que nuestras vidas han cambiado. Hay más lagarteranos que pasan el día ‘cara al público’ donde nos juzgan por la ropa, mientras antes las chicas cosían en el patio, y los chicos ayudaban con el ganado, u otra tarea donde la ropa tenía una función básica de protegernos del frío, el calor, los animales o las zarzas.
También España inventó la ‘fast fashion’, que ahora es una tendencia global. La ropa nueva es mucho más asequible que antes. Puede que no dure tanto, pero a los más jóvenes no les importa. Las niñas sobre todo ven la moda internacional en TikTok, Instagram y YouTube.
¿Son buenos o malos los cambios? En parte la nostalgia de aquellos años viene de echar de menos la vitalidad del pueblo, porque había más jóvenes, y los niños jugaban más en la calle. Pero vivir en el pueblo ahora, también tiene sus beneficios, con más posibilidades de elegir nuestro camino.
Text: Sara Estibaliz Martin Suela and Alison Lever, Lagartera, Toledo, agosto 2024
Fotos: Alison Lever