Me gusta vestirme bien porque me hace sentirme mejor, con más energía y más segura de mi misma. Pienso que te vistes de una forma u otra según la autoestima que tengas ese día. Hay que tomarse la moda como un juego, no como algo que te defina. Cada persona tiene un estilo, y no hay que juzgarla por ello. El estilo no se lleva por lo que la gente suela llevar puesto, sino por lo que a ti te gusta llevar. Me divierte cambiar de estilo, y combinar colores, y también la ropa negra porque pega con todo.
Antes, las mujeres no teníamos tanta libertad para elegir la ropa. Al principio, nuestras antepasadas hasta limpiaban la lana, y fabricaban la tela. También teníamos nuestro traje tradicional. Más tarde se compraba tela de fuera, y las madres hacían la ropa en casa. Tenía que durar mucho tiempo porque las familias no tenían mucho dinero. Luego, se compraba ropa ya hecha, pero no había tanta variedad como hoy. Además, en los pueblos siempre había comentarios si llevabas algo ‘raro’, y se preocupaba más por el ‘qué dirán’.
Hoy en día puedes andar con o sin tacones altos, con falda, malla o pantalones, y no se meten tanto contigo, aunque siempre hay los que quieren opinar, por ejemplo, que se debería llevar ropa de marca. Para mí, es importante que la ropa sea cómoda y bonita, y la marca es lo de menos. Me gusta la libertad que tenemos las jóvenes ahora, porque así podemos experimentar, y encontrar combinaciones que nos favorecen.
Irene Reviriego Moreno, Lagartera, octubre 2021
Fotos de:
Alan Lomax, niños lagarteranos, 1952
Alison Lever, tía Leoncia limpiando lana, c 1980.