Hay una vista de la iglesia de El Salvador en Lagartera retratada desde el sur, que es muy querida por los fotógrafos y los artistas.
La primera foto es de una postal del 1912. No solo muestra la torre campanario de la iglesia, sino también un grupo de lagarteranos vestidos con los trajes típicos del pueblo. Se ve la Sierra de Gredos al fondo, como silueta. No se sabe quién fue el fotógrafo. Ahora la foto está en el Museo de Sorolla en Madrid. Quizá fuese algún acompañante del pintor Sorolla, durante el tiempo que estuvo pintando en Lagartera.
El segundo retrato es una acuarela pintada con cariño, y firmada por el pintor, E Lawrence. En la parte posterior del cuadro, está escrita la fecha 1965. Se sabe poco de Lawrence. Probablemente fue inglés, porque el cuadro se encontró en una tienda de arte en Inglaterra. Quizá fue un jubilado que dedicaba su ocio a pintar. Lo más probable es que nunca viniese a Lagartera, porque el cuadro es una copia de la siguiente foto:
Esta foto viene del libro España: Paisajes, monumentos, tradiciones; una colección de fotos del suizo, Martin Hürliman (1897-1984). La edición alemana se editó en el 1954, así la foto probablemente sea de principios de los años cincuenta o finales de los cuarenta. Se nota que una ventana de la casa que vemos frente a nosotros es más grande que en el 1912, y lleva balcón, y donde antes había una puerta, ahora hay otra ventana.
Hürliman, además de ser fotógrafo, también fundó en Suiza una sucursal de la editorial alemana Atlantis Verlag, y se hizo cargo de la serie Orbis Terrarum, una serie que antes publicaba Ernst Wasmuth, un alemán especialista en arte, diseño, arquitectura y arqueología. El proyecto de Orbis Terrarum consistía en publicar reproducciones de alta calidad de fotos de todo el mundo. El libro de Kurt Hielscher (1881-1948), La España Desconocida, fue de las primeras publicaciones de la serie Orbis Terrarum, yeditóen Alemania en 1922.
Hielscher sacó varias fotos en Lagartera, y fue una influencia importante para el fotógrafo español, José OrtÍz Echagüe (1886-1980), que tenía enlaces fuertes con el pueblo. Sin duda, Hürliman, como se hizo cargo de Orbis Terrarum, conocía bien la obra de Hielscher, y por eso vino a Lagartera.
Es fácil ver que la acuarela de Lawrence es una copia de la foto de Hürliman, porque es más o menos fiel al original. Lo que es menos obvio es que el grabado siguente también es una copia.
Si recortas la foto, ves que las sombras y otros detalles son iguales, solo se ha quitado a las personas, la torre es más baja, y se ha añadido una cigüeña a la izquierda del nido en la torre. El grabado es de Julio Fernández Sáez quien nació en 1924, y se especializó en ex libris grabados. Fue muy productivo en los años cincuenta, y principios de los sesenta. No se sabe quien fue el cliente, Paul Pfizter, pero hay muchos ex libris con su nombre en museos y otras colecciones en Europa. Tienen fechas entre los años cuarenta y setenta. Si todos son para el mismo Paul Pfizter, este señor tenía una colección de libros enorme.
El cuadro de Jim Enstone (1895-1963) es más alegre, con colores vivos y flores en los balcones.
Hay pistas de que el cuadro de Enstone también es una copia de la foto de Hürliman, y el parecido es más fácil de encontrar, si se recorta un poco el cuadro a la derecha como está hecho aqui. Sobre todo, no se ve la Sierra de Gredos, que no se distingue muy bien en la foto por ser en blanco y negro, pero sí se ve muy bien si estás en este lugar en Lagartera. También se ve que las sombras son mas o menos iguales que las de la foto.
Se ve una mujer y una niña al fondo, como en la foto, pero en vez del anciano bajando la cuesta, Enstone ha pintado un señor con un burro abajo. Enstone ha escogido gris para el tejado de la casita detrás del burro. Como la foto está en blanco y negro, Enstone tuvo que imaginar los colores, y al parecer, se equivocó, porque son tejas tradicionales de color terracotta. En el cuadro de Enstone, parece que hay dos casitas, por cómo ha interpretado los colores, aunque en la foto se ve solo una casa. Ha quitado el nido de la cigüeña de la torre. A la derecha, hay bastante más detalle en las rejas, y ha añadido una casa en primer plano.
Es posible que Enstone conociese a Ortiz Echagúe. Ambos tenían interés común en la aviación. De jóvenes, ambos fueron pilotos militares con bastante fama. Además de convertirse en un fotógrafo de mucho éxito, Ortiz Echagüe fundo Construcciones Aeronáuticas en Getafe en 1923. Enstone trabajó como empresario y funcionario, convirtiéndose en artista y diseñador los últimos años de su vida.
Han pasado más de setenta años desde que Hürliman sacó su foto. La calles ya no son tan pintorescas como antes, porque han desaparecido las piedras, y están pavimentadas para que sea más fácil conducir en el pueblo. Aun así se ha conservado bastante, y es fácil reconocer algunas casas que salieron en la foto de Hürliman. La vista de la sierra al fondo, parte de ser bonita, nos recuerda que Lagartera es parte de un entorno más amplio. Siempre se ha relacionado con pueblos de la comarca e incluso de ciudades más allá de ésta.
En 1954, pocos lagarteranos tenían coche, actualmente la mayoría de las familias tiene uno por lo menos. Aun sin coches, ‘antes’ se viajaba mucho, empleando burros y mulas para las distancias cortas. Los que eran niños en los años treinta recuerdan que venían hombres de la Vera, los pueblos de Cáceres de la sierra, vendiendo fruta y verduras. Venían sardinas de cuba (no del país, sino en una cuba) desde Madrid en tren. Los hombres de todos los pueblos de la comarca iban a la estación de Oropesa para recogerlas.
Si viajamos más en el pasado, en el siglo dieciocho y principios del diecinueve, había una fabrica de sayales importante de los Agustinos Recoletos en La Calzada de Oropesa. Las mujeres y niñas de los pueblos cercanos, incluso Lagartera, trabajaban en casa para esta fábrica. También los lagarteranos viajaban mucho a Puente del Arzobispo para comprar cerámica. En las casas más tradicionales de Lagartera no solo hay mucha cerámica de Puente de ‘los abuelos’, también hay cerámica de Valencia, que compraban los vendedores de bordados lagarteranos cuando iban a Valencia.
Los cambios que ha visto Lagartera reflejan los cambios en otras zonas rurales de España como el colapso de las industrias rurales que no pudieron competir con las importaciones más baratas de otras zonas más especializadas y automatizados. En el siglo XX, trabajaban las de Calzada para empresarios de bordados lagarteranos, que vendían ‘manteles’ en Madrid y en la costa. Fue un negocio que ayudó mucho a Lagartera a principios del siglo XX, pero la crisis mundial de los años ochenta fue un golpe fuerte para ‘los trapos’, ya en declive dese los años setenta.
Desde los setenta, en Lagartera se invertía bastante capital que venia de los bordados en otra actividad, la ganadería intensiva. En los ochenta se notaba la inestabilidad de los precios, lo que llevó muchos a aceptar contratos integrados de las empresas de pienso, con precios garantizados. En el siglo XXI, se ha visto claramente las presiones de las grandes empresas mundiales de piensos.
Se habla mucho de la globalización en el sentido de la intensificación de las interacciones de un lugar con el mundo. Se ve de la historia de Lagartera que es un proceso continuo, que empezó hace siglos. En un momento determinado, las relaciones con el exterior pueden beneficiar una zona, como pasó con la entrada de fotógrafos como Ortiz Echagüe, quienes ayudaron con el desarrollo del negocio de los bordados, que trajo capital a Lagartera. En otros momentos, pueden perjudicarla, por ejemplo con la pérdida de la industria en las zonas rurales, y las presiones internacionales sobre los ganaderos lagarteranos. La globalización nos puede traer algo bueno y malo al mismo tiempo, por ejemplo, perder como productores, pero beneficiar como consumidores, Al poder comprar productos más variados y baratos. Perdemos los jóvenes que emigran para poder ganar más dinero e independizarse, pero, por lo menos, los hijos tienen más oportunidades para escoger su futuro.
Otra vez estamos en el sitio de donde se sacó la foto de 1912. Como ahora, los trajes ‘típicos’, se empleaban para el ‘marketing’ del pueblo. En 1912, el fotógrafo también valoraba la armonía estética de las calles lagarteranas. En Madrid de los años ochenta, se empezaba a valorar lo antiguo, y hubo un intento de conservar lo mejor del pasado. Sin embargo, durante los ochenta, en las zonas rurales no turísticas, muchos habitantes sentían un deseo de parecer ‘modernos’, no ‘paletos’, que resultó en una ola de modernización que arrasó con lo bueno y lo malo. Ahora se respeta más al pasado, y se aprecia más la estética, porque mejora nuestra calidad de vida.
Alison Lever, Lagartera, Toledo, noviembre, 2024
Fotos modernas: Miriam Santillana y Alison Lever
Texto: Alison Lever
Si quieres saber más:
Spanien: Bilder seiner Landschaft und Kultur (cervantes.es)